Explora tus deseos mas íntimos y oscuros en una pagina dedicada a historias y contenido acerca de intercambio de cuerpos metamorfosis, posesión, robo de cuerpos, fantasmas y todo lo relacionado con este maravilloso y excitante tema.



Liberando A Mi "Amiga..."

 

 


TEXTO DE LA HISTORIA

Cuando Laura se mudó a su nueva casa, sintió que era el lugar perfecto para comenzar de nuevo. Era una vieja casona en las afueras de la ciudad, llena de rincones encantadores y detalles antiguos que contaban historias de otras épocas. Los antiguos dueños habían dejado algunos muebles detrás, piezas que encajaban perfectamente con la atmósfera del lugar. Entre ellos, había un espejo grande y antiguo, con un marco de madera oscura tallada con intrincados diseños.

Laura lo colocó en su dormitorio, encontrando en él un aire de nostalgia que le resultaba casi reconfortante. La casa, con sus techos altos y suelos de madera, tenía un encanto indudable, pero también algo inquietante. Desde la primera noche, comenzó a escuchar ruidos extraños: crujidos, pasos suaves que parecían venir de ninguna parte y de todas partes a la vez. Al principio, lo atribuyó al carácter antiguo de la casa, pero los sonidos no se detenían, incluso parecían intensificarse con el tiempo.

Al poco tiempo, Laura comenzó a notar algo aún más perturbador. De vez en cuando, al pasar frente al espejo, veía sombras que no correspondían a su reflejo. A veces, le parecía que una figura se movía justo en el borde de su visión, pero cuando se giraba para mirar directamente, no había nada. El aire en la habitación se sentía más frío, denso, como si una presencia invisible la vigilara.

Una noche, mientras se preparaba para dormir, Laura se encontró mirando fijamente el espejo. De repente, la figura apareció de nuevo, pero esta vez no se desvaneció. En lugar de eso, tomó forma lentamente, hasta que Laura pudo distinguir a una mujer joven, de aspecto melancólico, con un vestido antiguo y cabello largo y oscuro que caía en ondas suaves sobre sus hombros. La figura la miraba desde el otro lado del espejo, con una expresión triste y solitaria que resonó en el corazón de Laura.

La mujer no hablaba, pero sus ojos lo decían todo. Parecía atrapada, desesperada por conectarse con alguien, por no estar sola en esa prisión de reflejos. Laura, en lugar de sentir miedo, sintió una profunda compasión. Empezó a hablarle, contándole sobre su vida, sus esperanzas y miedos, y aunque la figura no respondía con palabras, Laura podía sentir una conexión que crecía con cada noche que pasaba.

Con el tiempo, Laura y el fantasma se volvieron amigas, al menos eso creía ella. La figura en el espejo parecía más viva, más presente, y Laura se sentía acompañada por su extraña amiga. Una noche, la figura comenzó a gesticular, señalando su propio reflejo en el espejo, como si quisiera decir algo importante. Con mucho esfuerzo, la mujer atrapada en el espejo finalmente encontró su voz, un susurro tenue y triste que apenas rompía el silencio.

“Estoy atrapada aquí… por favor, ayúdame a descansar en paz,” dijo la figura, con una voz que parecía venir de muy lejos. Laura, conmovida, no dudó en ofrecer su ayuda. 

Laura quería liberar a su amiga de esa prisión, creyendo que estaba haciendo lo correcto. La mujer del espejo le explicó un ritual sencillo, una especie de intercambio que le permitiría escapar de su prisión de cristal. “Solo tienes que tocar el espejo y repetir estas palabras,” le dijo, y Laura, sin cuestionar, obedeció. Cerró los ojos y murmuró las palabras que la figura le indicó.

De repente, el suelo pareció desvanecerse bajo sus pies. Sintió una sacudida en su estómago, como si estuviera cayendo en un abismo oscuro. Abrió los ojos, pero no vio nada más que oscuridad, un vacío sin fin. Intentó moverse, pero su cuerpo no respondía. Era como si estuviera flotando en el aire, atrapada en un espacio donde el tiempo no tenía significado.

Con un parpadeo, la oscuridad se desvaneció, y Laura se encontró de nuevo frente al espejo. Pero algo estaba terriblemente mal. El reflejo que veía no se movía como ella lo hacía. En lugar de reflejar sus propios movimientos, el espejo mostraba a la mujer atrapada en él sonriendo ampliamente, mientras Laura permanecía inmóvil. Era una sonrisa cruel, una sonrisa llena de malicia y victoria.

Laura intentó retroceder, pero no pudo. Su cuerpo no respondía. Miró alrededor con desesperación y se dio cuenta de que ya no estaba en su habitación; estaba dentro del espejo. Su reflejo, el que debía ser ella, estaba de pie en la habitación, mirándola con una expresión triunfante.

“Por fin,” dijo la mujer del espejo, ahora en el cuerpo de Laura, con una voz que resonaba como un eco, pero con una claridad que perforaba el silencio. “Llevo tanto tiempo esperando este momento.”

Laura sintió un terror profundo. Intentó gritar, pero ningún sonido salió de su boca. Estaba atrapada, incapaz de hacer nada mientras la mujer, ahora en su cuerpo, comenzaba a burlarse de ella.

“¿Pensaste que te estaba ayudando? Qué ingenua eres, Laura. Todo esto fue un plan desde el principio, desde el momento en que te mudaste a esta casa. 

El fantasma se rio un poco de Laura pero siguió hablando: Sabía que eras la candidata perfecta. Alguien vulnerable, alguien solitaria… alguien fácil de manipular.”

La mujer en el espejo, ahora la nueva Laura, se acercó al espejo, sus labios curvándose en una sonrisa oscura. “Mientras tú pasabas horas hablando conmigo, confiando en mí, yo estaba planeando cómo deshacerme de ti. Y ahora… mírate”

Se pasó las manos por el cuerpo de Laura, tocando su piel con una lujuria descarada, saboreando cada caricia. Se detuvo en su rostro, admirando su reflejo. “Este cuerpo es mío ahora,” dijo con una voz suave pero llena de un veneno oculto. “Tu vida es mía. Y tú… tú estás atrapada aquí, condenada a observar cómo disfruto de tu vida.

Con movimientos lentos y provocativos, la nueva Laura comenzó a explorar su cuerpo frente al espejo. Sus manos recorrieron cada curva, acariciando su cuello, bajando por sus hombros, deteniéndose en su pecho. Cerró los ojos, disfrutando de las sensaciones que experimentaba por primera vez en siglos.

“Es tan… delicioso,” murmuró, mientras sus manos continuaban su recorrido, bajando por su abdomen, deslizándose por sus caderas. “Todo esto… la carne, el calor… lo que he anhelado durante tanto tiempo.”

Laura, atrapada en el espejo, no podía hacer nada más que mirar, su desesperación creciendo con cada segundo. Intentó golpear el vidrio, pero sus manos pasaron a través de la superficie como si fuera humo. Estaba impotente, forzada a ver cómo la mujer que había liberado tomaba posesión de su vida, saboreando cada momento, restregándole su victoria en la cara.

La nueva Laura abrió los ojos, mirándose a sí misma en el espejo con un placer evidente. “Voy a disfrutar cada segundo de esto, Laura. Voy a hacer cosas que nunca te habrías atrevido a imaginar. Voy a usar tu cuerpo para seducir, para dominar, para poseer a quien yo quiera. Y tú… tú solo podrás mirar.”

Se inclinó más cerca del espejo, sus labios a solo un suspiro de la superficie. “Gracias por esto,” dijo con un susurro que resonó en los oídos de Laura como un grito. “Ahora, veamos cuántos corazones puedo romper, cuanto daño puedo hacer…

Laura intentó gritar, golpear el vidrio, pero no pudo. Estaba atrapada, prisionera en ese espacio de sombras y reflejos, mientras el fantasma tomaba posesión de su cuerpo, estirando los brazos, disfrutando de la sensación de la carne y los huesos que ahora le pertenecían.

Desde su prisión en el espejo, Laura observó impotente cómo el fantasma se adaptaba rápidamente a su vida. La nueva Laura, con un aire seductor y atrevido, comenzó a explorar su cuerpo con una lujuria descarada. Se vestía con la ropa más provocativa de Laura, disfrutando de la sensación del satén y la seda contra su piel. Sus movimientos eran fluidos y sensuales, cada gesto cuidadosamente calculado para atraer y seducir.

La verdadera Laura, atrapada en el espejo, observaba con horror cómo su vida se transformaba ante sus ojos. La entidad que la había engañado usaba su cuerpo para vivir con una libertad que Laura nunca se había permitido. La vio coquetear abiertamente con desconocidos, provocar con miradas y gestos, llevar a casa a hombres y mujeres por igual, disfrutando del poder que ahora tenía sobre ellos.

Cada vez que el fantasma tomaba el control, lo hacía con una sonrisa llena de perversión, deleitándose en la desesperación que sabía que Laura sentía desde el otro lado del espejo. Usaba su nuevo cuerpo para satisfacer deseos que Laura nunca había imaginado, explorando los límites del placer y el control, mientras la verdadera Laura solo podía observar.

La casa, antes un refugio de paz, se convirtió en un escenario de depravación y desenfreno. Las amistades de Laura se desvanecieron, incapaces de reconocer a la mujer que una vez conocieron. La nueva Laura disfrutaba de su nueva vida, libre de las cadenas de la moralidad o la culpa, mientras la verdadera Laura se desvanecía lentamente, atrapada para siempre en un mundo de sombras y reflejos, obligada a observar cómo su cuerpo y su vida eran consumidos por la malicia y el deseo.

 

 

 

 


2 comentarios: