Todos Tienen Un Precio

 

 TEXTO DE LA HISTORIA 

Estela había cumplido con su parte del trato con Diana, y ahora era ella quien debía de cumplir con la suya. No estaba tan cómoda por tener que hacerlo pero como una mujer que hace lo que promete fue a la casa de Estela quien alegremente la recibió y dejo que se pusiera cómoda. Luego de unos minutos y de que hablaran acerca del plan Estela le dijo a Diana que ahora quería su parte. Diana suspiro y asintió con su cabeza para luego comenzar a desvestirse. Diana no estaba muy segura pero era el precio que acordó pagar si Estela cumplía con su parte y ahora que lo había hecho no había vuelta atrás, no podía arrepentirse.

Una vez en el suelo Estela hizo un pentagrama con unas velas y ciertas esencias e insumos que llenaron el ambiente de una energía fuerte y densa, recito unas palabras de un viejo libro a medida que con sus manos realizaba movimientos y gestos que Diana no entendía. Y para cuando iba a acabar se recostó en el suelo junto a Diana cerrando los ojos justo cuando terminaba el ritual.

Las velas dejaron de iluminar la habitación unos segundos y para cuando volvieron a la normalidad Estela estaba completamente dormida aparentemente, o al menos su cuerpo lo estaba. Por el contrario Diana se levantaba con total naturalidad. El ritual había funcionado y ahora el alma de Estela estaba inmersa en el cuerpo de Diana por cuarenta y ocho horas, mientras su cuerpo se quedaría en trance.

Diana necesitaba un gran préstamo para pagar una gran deuda que tenia su familia y gracias a Estela pudo pagarla y ahora para saldar el favor que le hizo tuvo que permitirle entrar en su cuerpo por un corto periodo. Ahora que lo habían hecho Diana estaba dentro de su propio ser viendo como Estela controlaba cada uno de sus movimientos. Primero se levanto y observo su cuerpo desnudo con detenimiento, jugo con su cabello mientras revisaba su celular y agendaba una cita con uno de sus amigos, para luego tomar una bata de seda y unos tacones de su armario y ponérselos.

Diana estaba muy sorprendida la manera tan cómoda y dominante que Estela la usaba y si bien seria solo por dos días, serian días largos para ella viendo que Estela planeaba disfrutarlos con total libertad y sin preocuparse de que opinaría ella de como trata su propio cuerpo e identidad.

Estela no dejaba de sonreír, esa joven piel era un manjar y una delicia, extrañaba ser joven y ahora podría desahogarse y volver a su cuerpo una vez estuviera satisfecha.