Los Habitos No Se Pierden

 

 TEXTO DE LA HISTORIA

Lucrecia estaba tratando de convertirse en una mejor mujer, no quería ser torturada por la eternidad en lo más profundo del mismísimo infierno por todas las malas acciones que había hecho en varias décadas siendo una bruja. 

 

Debido a esta la mujer se había prometido a si misma abandonar todo lo relacionado con las artes oscuras y ser una mujer cincuentona común y corriente, para ello debía conseguir un trabajo convencional con el cual poder subsistir así pues Lucrecia se convirtió en ama de casa a domicilio en la empresa de los padres del esposo de su sobrina. Le costo acostumbrarse y si bien ganaba poco y era un trabajo difícil ella era un poco feliz.

 

Su sobrina y su esposo no pensaron que ella iba a ser buena trabajadora pero para su sorpresa era de las mejores y como su principal ama de casa estaba enferma decidieron enviarla con Mia una reconocida modelo y también su mejor cliente.

 

Cuando llego a la casa era enorme y uno de los guardias de la entrada fue quien la dejo entrar, la mujer no creía lo enorme que era esa casa y que debía limpiarla en un solo día, pero no se preocupo por eso y comenzó a hacerlo lo mejor que pudo.

 

Unas horas mas tardes Mia llego a su hogar y como a Lucrecia aún le faltaba mas de la mitad comenzó a gritarle y regañarla. La pobre señora no podía creer el escandalo que Mia estaba haciendo, quería llorar y tenia mucha rabia con ella. Lucrecia sentía que todo lo que había hecho durante semanas tratando de ser mejor persona era en vano, sentía que no valía para nada el esfuerzo; quería vengarse…

 

Lucrecia estaba cólera y sus ojos estaban llenos de lagrimas, había decidido volver a usar su magia para jugar un poco con la exuberante mujer.  Ella se dirigió al baño mientras Mia llamaba a su sobrina y a su esposa para quejarse de ella, estando allí tomo algo del cabello de Mia que estaba en un peine, luego Lucrecia se acerco el mechón de cabello a su boca y murmuro un corto hechizo haciendo que Lucrecia se paralizara. Luego Lucrecia le murmuro al cabello nuevamente indicándole que colgara la llamada y en ese preciso instante Mia lo hizo. Lucrecia controlaba el cuerpo de Mia gracias a su cabello, todo gracias al haber sido una experta en la magia vudú.  Mia era ahora su marioneta hasta que Lucrecia en un nuevo arrebato le ordeno a Mia que le ayudara a conseguir unos insumos para un ritual especial, ritual con el cual intercambio sus cuerpos quedándose así con el cuerpo de Mia y toda su vida a su disposición. Ahora Lucrecia era una hermosa y joven mujer, le pesaba su conciencia y quizás cuando muera vaya al infierno pero en ese momento se sentía en el paraíso…